—hoy estás más gruñón que de costumbre—pregunta arlo
—no dormí nada— se estresa silenciosamente
—a ver ¿ya tengo una idea de por qué?— levanta ambas cejas insinuando algo pervertido y Alastor le pega con el puño cerrado en la cabeza
—¿por qué me pegas, que dije?— se acaricia la cabeza y lo mira de mala gana
—no pienses tonterías ¿crees que soy tan bastardo para tocarla?— arlo se queda viéndolo y él abre la boca
—okay, eso era antes... uff, ya no soy así, soy...—
—TENGO HAMBRE— Alastor se espanta y mira a jade quien lo hizo dar un respingo, arlo sonríe y le agita la mano y corre a limpiar una silla para que ella se siente. Cuando intenta bajar se queja porque aún finge que le duele su pie y el alfa niega y camina a buscarla, la carga como a una novia y la sienta en la silla que arlo limpio con su ropa
—¿que le pasó señorita jade?— se baja para tocarle el pie, pero él gruñe celoso, arlo se aleja
—solo iba a revisarla—
—ya la cure, así que no tienes que tocarle el pie— pero