Narrador:
El corazón de la princesa retumbaba con fuerza contra sus costillas, de un momento a otro se encontraba totalmente sometida contra un enorme cuerpo, el galope de su pobre corazón era tan fuerte que sentía que sus costillas colapsarían en cualquier momento.
La imagen ante ella era realmente grotesca, un enorme cuerpo se alzaba contra su pequeña figura, la intensidad de su mirada le quemaba, no sabía si la parálisis que sentía la estaba haciendo alucinar pero realmente parecía que en lugar de ojos tenía fuego en las cuencas.
Le costaba respirar y a ratos sentía que todo le daba vueltas y vueltas sin parar, sus fuerzas menguaban pero se negaba a darse por vencida.
Estaba harta de sentirse vulnerable, de siempre necesitar quien la protegiera, en su interior la lucha y el auto desprecio contra si misma era abrumadora.
Todo su cuerpo rechazaba el toque de otro que no fuera su pareja, las manos del demonio no le erizaban la piel como lo hacía Derien, y su voz no le causaba