Mi preocupación de que Lucca no responda se fue al piso porque vi un hermoso Dios del Olimpo entrar e iluminar el aula, es mi Albert que ingresaba con una bella sonrisa en sus labios y sus ojos mirándome directamente a mí y yo le lancé un beso volado que hizo reír a todos y a Él también.
Todos nos levantamos para saludarlo.
—Buenos días, profesor Collins.
Y se escuchó mi voz al final de todos que me miraban en forma cómplice.
—de Carter —Ver su sonrisa pícara al escucharme me lleno de tanto amor que me sonroje y Él habló.
—No sabía que en esta aula existían los tomates —y dejo sus libros encima del escritorio, agarro la tiza y comenzó a escribir en la pizarra el tema de la clase y justo puso.
—Romeo y Julieta —se dio vuelta y preguntó.
¿Cuántos han leído esta novela? — Y recibió un unísono —Yoooo.
—Muy bien, entonces esta clase va a estar muy entretenida, a ver una pregunta, ehm —observó a toda la clase y al final poso sus ojos sobre mí y pregunto —Señorita Carter, ¿cree en el amor ver