Capítulo 103. Hoy no había obediencia ciega para la Hembra Alfa al parecer.
Dalila.
Fui sacada con rudeza de mi celda.
Durante los últimos días me había entrenado a las lobas lo mejor que podía dada las circunstancias. Gracias a los poderes que les di, me habían ayudado a hacer agujeros por las paredes que me permitieron el acceso a al menos 12 celdas. Sabía que había muchas más debido a los gritos y llantos que se escuchaban a todas horas. Mi corazón se desmoronaba cada que una nueva voz se unía a las suplicas de piedad.
El único miedo que tuvimos Diana y yo fue que alguna de las lobas a las que les dimos una marca, sin querer no midiera su fuerza y matara al lobo en turno. Ninguna hablaba de ello, pero sabíamos para qué se les llevaban de los cuartos cuando los gritos comenzaban y cuando regresaban con sangre entre los muslos.
Nuestra furia solo se alimentaba cada día.
Las lobas del cuarto en donde me tenían, hábilmente hicieron una fila detrás de mi.
*¿Ya es hora, ángel mío?
*Aún no. Ahora me están llevando al área comunal. ¿Puedes sentir mi ubicación exac