006

Tatiana

La mirada confundida de Emily va de Hasan a mí, mientras que mis ojos bien abiertos siguen pegados a Hasan. El imbécil parece que acaba de ganarse la lotería. Me mira fijamente, incitándome a responder la pregunta de Emily.

Emily sigue mirándome, sus ojos expectantes atrapándome. Quiere una respuesta, pero ¿qué se supone que le diga? ¿Que me colé en el cuarto de mi hermanastro, el mismo con el que ella estaba besándose hace unos minutos, y que lo toqué, y que él tiene un video de eso que ahora usa para chantajearme?

“¿Sí, Taty? ¿Qué video?” Hasan insiste, desafiándome a decirle la verdad.

El desgraciado. El maldito desgraciado. Si pudiera, le sacaría los ojos y haría brochetas con ellos.

Me fuerzo a sonreír de manera tranquilizadora, que enseguida se convierte en una risa nerviosa. “Oh, no es nada. Ya sabes cómo es Hasan. Algún video tonto que grabó y ahora me amenaza con subir al portal de la escuela si le digo a mamá lo de la fiesta.” Miento, rascándome la nuca.

Emily entrecierra los ojos, analizando mi reacción. Si se dio cuenta de mi mentira, no lo demuestra. Para darle un poco más de peso a mi historia, le doy un golpe en el hombro a Hasan. Él finge un quejido y se agarra el lugar donde lo golpeé.

“Sí. Tu amiga es como una abuela, se ofende por cualquier tontería. Una bromita inocente no le hace daño a nadie.” Hasan le dice a Emily mientras sigue frotándose el hombro, con una sonrisa juguetona en la cara. “¿Verdad, Emily? Tienes que relajarte un poco.” Me da un empujón suave, intentando desviar la atención.

“Una broma que podría costarme todo.”

“No seas dramática.” Pone los ojos en blanco. Estoy a punto de volver a golpearlo cuando Emily me agarra del brazo. Entonces aparece Dave, igual de confundido que Emily. Ella empieza a arrastrarme hacia mi cuarto, y yo le hago señas a Hasan de que borre el video o lo mato mientras duerme. Dave se lo lleva a su cuarto, pero no sin que Hasan me saque el dedo.

En mi cuarto, Emily me suelta. La forma en que me mira deja claro que no creyó mi mentira. Me siento nerviosa al borde de la cama.

“Taty. Sé que me mentiste allá afuera.” dice Emily, con dolor en la voz. Me parte el alma mentirle, pero prefiero eso a contarle la verdad. Aparte de mi mamá, es la única persona cuya opinión valoro, y perderla por una fantasía estúpida sobre Hasan sería una tragedia.

“Lo sé, y perdón. Es solo que…” me quedo callada, buscando palabras. No quiero empeorar las cosas. “Hasan me atrapó masturbándome y grabó un video.” Me arrepiento en cuanto lo digo.

Soy una cobarde. Una cobarde que culpa a su hermanastro de sus propios actos. Pero bueno, Hasan es un idiota y eso es lo que los idiotas se ganan.

Emily me mira con sospecha, pero abre los brazos para abrazarme. Me sorprende lo rápido que me creyó. Me levanto enseguida y me lanzo a su abrazo.

“No te preocupes. Ahora que Hasan y yo somos algo, voy a meterme a su teléfono y borraré ese video.” dice Emily mientras me acaricia el pelo.

Un nudo se forma en mi pecho. Debería estar feliz por ella. Después de meses fantaseando con Hasan y hablando de él sin parar, al fin pudo besarlo y estar con él. Pero no, no estoy feliz. Los celos me nublan todo. Nosotros nunca podremos estar juntos como yo quiero. La sociedad nos destrozaría.

“Gracias, Emi.” Miro el reloj en mi mesa de noche. Son las dos de la mañana. Le digo a Emily que debemos dormir, y acepta. Entra a mi clóset como si fuera su casa y se cambia. Yo hago lo mismo y nos metemos en la cama.

“En serio,” rompe el silencio Emily. Me mira directamente, envuelta en el edredón. “¿Crees que Hasan es atractivo?” Su pregunta es sincera, sin juicios. Podría decirle la verdad, que Hasan es el hombre más atractivo del planeta y lo deseo tanto como ella. Pero hoy aprendí que mentir es mil veces más fácil.

“Claro que no. Dave es mucho más guapo.” Esa mentira sí que me costó. Emily guarda silencio unos segundos.

“Tienes razón. Me encantaría montarlos a los dos.” dice sin pensar, mirando al techo. La imagen me da arcadas mentales, pero termino riéndome con ella.

Poco después nos dormimos. Horas más tarde me despiertan ruidos fuertes en mi clóset. Me levanto con el ceño fruncido. Emily está junto al banco del clóset, haciendo un berrinche como niña pequeña.

“¿Hay alguna razón para tanto ruido?” digo con voz ronca, arrastrándome hacia ella. No responde y sigue revolviendo mi ropa.

“Solo para que sepas, tú vas a limpiar esto.” Entro al baño y me ducho. Cuando salgo, Emily ya no está. Mi clóset está más ordenado que antes. Me visto rápido, agarro mi mochila y bajo las escaleras.

Todo está impecable. Seguro Hasan les pagó extra a las empleadas para limpiar y mantener la boca cerrada.

Emily está junto a Hasan en la cocina. Ella parece revivida, muy diferente al león rabioso de hace un rato. Dave me ve primero y me ofrece una taza de café.

“Una ofrenda de paz por fastidiarte anoche.” dice.

Lo miro con sospecha, pero tomo la taza. “Esto no compensa nada, pero es un comienzo.” El café huele delicioso, y me arregla el humor. Emily al fin deja de mirar a Hasan y me dedica una sonrisa tímida, como disculpándose por su crisis.

Le devuelvo la sonrisa y me siento a desayunar. Espero que Emily se siente conmigo, pero es Hasan quien mueve la silla. Emily se sienta junto a Dave. Apenas corto mi panqueque cuando siento una mano suave en mi muslo.

Me sobresalto y derramo mi jugo de mango. Me disculpo con Dave y Emily, y luego giro hacia Hasan con una mirada que podría cortarlo en dos. El muy idiota ni me mira, sigue comiéndose mi desayuno como si ponerme la mano en el muslo fuera normal.

Intento apartar su mano, pero desde donde está sentado es difícil. Él está a mi derecha y yo soy diestra. No puedo comer con la izquierda y usar la derecha para quitarle la mano. No me queda otra que aguantarlo durante el desayuno.

Con cada bocado que doy, él sube la mano un poco más. Me obligo a mantener la cara neutra. Cuando siente que ya me acostumbré, como buen demonio decide arruinarme la vida.

Aprieta mi muslo y casi me atraganto. Pero la idea de que su mano quede marcada ahí me llena el estómago de mariposas.

Emily y Dave están en su propio mundo. No tienen idea del infierno que estoy pasando. Cuando ya no puedo más, me pongo de pie de golpe. Emily y Dave me miran.

“Vamos a llegar tarde, Emily. Tenemos que irnos ya.” Ya voy por la mitad del vestíbulo por si Emily intenta responder algo. Por suerte, sale conmigo enseguida.

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