helena hernandez
Me desperté con la luz del sol entrando por la ventana de ventilación. Me giré hacia un lado, tratando de escapar de esa luz, y vi a Fernando durmiendo abrazado a mí, sujetándome de la cintura. Lentamente le quité el brazo y me senté en la cama. Tan pronto como levanté la cabeza, sentí el dolor de la resaca. ¡Dios mío, qué dolor de cabeza! Necesito aprender a beber mejor; Nos dejamos llevar por el sabor y al día siguiente nos picamos todos.
Me armé de valor, me levanté y fui al baño.
Una buena ducha fría debería aliviar esa maldita resaca. Abrí la ducha y dejé que el agua hiciera su trabajo. Cuando terminé de ducharme e hice la higiene necesaria, me lavé los dientes y comencé a secarme, envolviendo mi cabello con otra toalla.
Desde que empecé a pasar más tiempo con Cortez, él me compró algunos artículos de higiene y ya me dejó algo de ropa para ponerme cuando viniera a dormir a su casa.
¡Después de esta ducha fría, me sentí mucho mejor! Parece que me he convertido en