Helena Hernandez Siento mi cuerpo estremecerse al escuchar las palabras del General Cortez. Realmente soy una idiota que ni siquiera puede disfrazarse o controlarse en su presencia, honestamente, que vergüenza se dio cuenta de eso, me alegro de que no hubiera nadie en este pasillo, de lo contrario sería motivo de susurros y risas en los cuarteles. Apenas entro al baño, me encuentro cara a cara con Miriam y otros dos soldados, saludo con un "buenas noches", me contestan educadamente y vuelven a hablar con normalidad, entro al baño cerrando la puerta y empiezo a Me quito la ropa, abro la ducha y el agua está muy fría, pero no me quejo, tengo mucho calor, y cuando recuerdo ahorita que el general me confiesa... "Si quieres saber cómo grande que sea, te confieso que soy bastante grande..." ¡Dios mío! Es increíble como este hombre logra desestabilizarme, en ese momento sentí que mis piernas temblaban más que gelatina. Respiro hondo, sacudo la cabeza para quitarme estos pensamientos impuro
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