Clara mantuvo la compostura sin cambiar de expresión.
Conocía muy bien las caras de doble filo de Ema. Esta explosión de información solo le estaba diciendo a Leticia que ella no solo era de segunda mano, sino también una mujer de pueblo que se había acercado a un hombre adinerado para sobrevivir.
La familia Sánchez madre e hija sonrieron siniestramente en sus corazones.
La familia Pérez y la familia Hernández ya tenían diferencias, Diego como hijo mayor de Julio tenía un estatus noble, ¿cómo podría alguien como él querer a una abandonada de la familia Hernández?
¡Es ridículo!
Alejandro frunció ligeramente el ceño, sus ojos mostraban disgusto. —Tía Celia, esto es asunto mío, no tienes derecho a hablar de esto.
—Alejandro, esto puede ser tu asunto personal, pero también afecta el prestigio de la familia Hernández y la familia Pérez. Al decirlo, evitamos que en el futuro asustes a alguien al revelar que Irene fue tu exesposa. Lo hago por el bien de todos—continuó Ema despotricando.
—¿Pre