Joaquín, sus pupilas temblaron mientras retrocedía un paso, apenas manteniendo su equilibrio.
—Ahora, ante todos y con evidencia irrefutable, ¿tienes algo más que decir? — Aarón recordó las dificultades que Clara había sufrido a manos de Joaquín en los últimos días. Su rostro se tornó enrojeció de rabia y había concebido varias formas de cómo juzgarlo.
—No tengo nada que decir— Aunque Joaquín estaba aterrorizado, su amor por Rosalía vencía ese miedo. Se mantuvo erguido, desafiante ante Clara y Aarón. —Robé el plan, lo vendí a los medios, todo fue mi culpa y estoy dispuesto a asumir la responsabilidad.
Pero Joaquín estaba claramente resentido. Aarón apretó los dientes con enojo y tuvo la tentación de acercarse y golpearlo.
—Todos los demás están esperando en el pasillo, excepto Aarón— Clara, que hasta ahora había permanecido en silencio, abrió ligeramente sus labios rojos y transpiraba una gran autoridad.
Los guardaespaldas recibieron la orden y rápidamente se retiraron fuera de la habi