Walter incluso pudo reír, —sin embargo, estas dos mujeres ya no pueden resistir más. Probablemente ni siquiera puedan sobrevivir unos minutos más, ¿verdad, sobrino? ¿Todavía no eliges salvar a una de ellas?
El nivel del agua en la caja de cristal llegaba justo al pecho de Noa.
—¡Rodrigo! — Luisana lo llamó muy temblorosa.
Sus miradas se encontraron, en ese justo momento parecían sentir solo la respiración del otro, todo a su alrededor era ignorado por completo.
—Luisana, a partir de ahora, ven conmigo.
—Rodrigo, independientemente de lo que suceda en el futuro, Luisana estará contigo a donde sea que vayas.
Luisana, con lágrimas en los ojos, miraba fijamente a Rodrigo con ternura y una suave sonrisa. En su mente, recordaba el momento en que conoció a Rodrigo por primera vez, cómo se sintió cuando lo vio. Aún ahora, veía a Rodrigo como un hombre realmente extraordinario muy guapo que la hacía palpitar.
—No quiero que vaciles ni por un segundo, no quiero ponerte en una situación difícil.