Capítulo1830
Leona, frente a Noa, ladraba como un verdadero perro rabioso, llenando el aire con obscenidades, ya había reconocido con sus propios actos su estado desfavorecido. Los claros ojos claros de Noa se ampliaron de sorpresa. Fue entonces cuando notó los audífonos que colgaban de las dos orejas de Leona, los cuales había ocultado con su cabello antes, por lo que Noa no los había visto claramente.

—¡Por tu culpa estoy sorda! ¡Y antes de irme, no te dejaré en paz! ¡También voy a dejarte sorda! — Antes de terminar su frase, Leona se abalanzó furiosa, levantó el brazo, cargado de todo su gran resentimiento, y golpeó ferozmente el rostro de Noa. Sin embargo, la hermana menor, que antes había sido su víctima, se esquivó con agilidad en ese momento.

Entonces, con un sonido nítido, Noa, en un acto reflejo sin precedente alguno, abofeteó a Leona. Incluso los sirvientes que pasaban quedaron muy sorprendidos, seguidos de una gran sensación de satisfacción.

Noa realmente se estaba volviendo fuerte. ¡A p
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