Antes de conocerla, él pensaba que esta joven de origen humilde principalmente buscaba refugio bajo la protección de Alejandro y la señora Clara.
Pero después de escuchar estas palabras tan sinceras, César se sintió limitado, vulgar y superficial. En comparación con esta joven inteligente y bastante despierta, él era verdaderamente un vulgar.
—Es genial que puedas pensar así.
Clara, con lágrimas en los ojos, la abrazó cariñosamente de nuevo. —Cuando haya oportunidad, te presentaré a mi hermana. Seguro que se convertirán en grandes amigas.
Esa noche, Delfina contó sin reservas la completa historia de cómo Eduardo la humilló y torturó.
Su padre falleció muy joven, la familia vivía en la pobreza y su madre trabajaba tres empleos para mantenerla estudiando, a menudo trabajando hasta altas horas de la noche, incluso llegando a tener hemorragias nasales por el agotamiento, sin atreverse a ir al hospital.
Más tarde, cuando ella creció y finalmente cumplió diecisiete años, pudo trabajar en sec