—Hermano... lo siento mucho... — Clara se apoyó en el regazo de su hermano mayor y susurró en voz baja.
Diego sintió una mezcla de culpa y tristeza en su corazón, negó y abrazó a su hermanita con fuerza. —Mi princesa, ¿por qué dices tantas tonterías? No has hecho nada malo, no le debes disculpas a nadie. Fui yo, tu hermano mayor, quien no te cuidó como era debido... Lo siento, de veras. —
Clara se resignó y soltó una risa amarga.
Ella era demasiado ingenua.
Creía que al ocultar todo el dolor que soportaba, todo estaría bien. Creía que podía liberar a las personas que amaba de sentirse culpables y hacer que su familia dejara de preocuparse por ella.
Pero al revelarse la verdad, todo su esfuerzo resultó ser en vano.
Diego abrazó fuertemente a su hermanita, su mirada fría como una espada se detuvo un instante en el rostro pálido y sorprendido de Alejandro, luego pasó fugazmente. —He movilizado a todos los guardaespaldas de nuestra familia y hemos rodeado la mansión completamente. Hasta qu