¡De un fuerte golpe Clara entró furiosa al estudio! Un rubor enojado y desafiante apareció en su hermoso rostro, con los puños apretados con fuerza.
Tanto Julio como Rubén se sobresaltaron de inmediato y sintieron un apretón en el pecho.
Inmediatamente, el señor Pérez habló con una voz grave: —¡Mocosa insolente, no entiendes las normas y la cortesía? ¿No tienes manos para tocar la puerta?
—Desde que comencé a correr por los jardines de Villa Hermosa, nunca he tocado una puerta. Y ahora vienes a hablarme de modales civilizados, ¿eh? ¿Te sientes culpable? — replicó Clara con gran desprecio.
Clara estaba tan enfadada que realmente temblaba de rabia. —¿Señor Pérez, te crees el emperador? Tener múltiples esposas e incluso utilizar a tu hija para un matrimonio político y complacer a la familia García... ¡Eres realmente un hombre muy despreciable! Pensé que solo eras un mujeriego, pero ahora veo que también eres egoísta y despiadado. ¡La verdad, té sobreestimé demasiado!
Julio se sintió tan a