Eva rio a carcajadas todo el camino de regreso a casa.
No daba crédito del escaso tiempo que le tomó a Zahra para poner histérica a su vieja amiga. Tampoco que justo en esa misma fiesta se terminaran encontrando con el vecino nuevo de ella. Así que cuando los dejó, tocó una bocina amistosa y ya quedándose tranquila de que ambos habían llegado a destino a salvo, partió rumbo a su propio hogar junto a su marido.
Mientras subía el ascensor, no intercambiaron muchas palabras.
Ben no podía pensar, tenía la mente en blanco y solo se dedicaba a mirar intensamente a Zahra sin reparar en siquiera disimularlo.
En cambio Zahra, incómoda con la situación, se puso firme y se plantó frente a él para enfrentarlo por su atrevimiento.
— ¿Qué te pasa? ¿Por qué me estás