Luego, pensándolo bien, le pareció ridículo. Hoy en día, la familia Cifuentes no le resultaba de gran utilidad. Al contrario, esa unión por matrimonio solo beneficiaba a los Cifuentes. ¡Y Miranda se atrevía a mencionar el divorcio a cada rato! La familia Cifuentes sería la primera en oponerse.
Abrió un documento nuevo. Apenas leyó un par de líneas, cuando de pronto tomó su celular y le mandó un mensaje a Miranda.
Cuando ella recibió el mensaje de Guillermo, ella estaba con Estela y Bianca en una cafetería de moda.
Las tres habían pedido una mesa llena de cosas, y tomado muchas fotos, pero lo único que bebían era té.
Miranda y Bianca se cuidaban mucho. Miranda se sentía fatal por haberse comido anoche una charola entera de costillas de cerdo en salsa roja. Y aunque su “ejercicio en la cama” había durado toda la noche hasta el amanecer, al pesarse en la mañana, seguía habiendo subido doscientos gramos.
—¡No hay de otra! La grasa es un detector de mentiras que ni todo el dinero puede com