Narra Alondra Ferreyra
Yo no podía dejar de llorar, no quería estar ahí recluida y estaba esperando a que Axel, volviera de nuevo a decirme, si me iba a poder sacar o no. Yo confiaba al 100% en él y estaba segura, que no me iba a dejar sola en este problema. Las mujeres, que estaban conmigo en la celda, se pusieron a platicar entre ellas y fue lo mejor, así no me hostigaban a mí.
–Alondra Ferreyra Pérez – Dijo uno de los guardias – Venga conmigo, por favor.
El abrió la puerta de la celda, para que yo saliera. Eso a mí me llenó de emoción, pensando de pronto que, ya estaba por irme de ahí.
–¿Ya me puedo ir?, perdón ¿Ya he quedado libre? – Me atreví a preguntarle – Espero, que así sea.
Dije esperanzada en que esto, fuera para que me dijeran, que ya estaba en libertad y que Axel, había logrado llegar a un acuerdo, para que me dejaran salir, no iba aguantar quedarme encerrada aquí.
–No señorita Ferreyra – Respondió él – Tiene una visita de su abogado, en privado.
–Gracias – Toda mi ilusió