—¿Quién es? —preguntó Charly después de escuchar el timbre.
—Entrega especial para Charly Raquel Reyes —dijo el tipo detrás de la puerta. Lo extraño era que sonaba raro.
Charly se asomó por la mirilla, pero solo encontró un ramo de rosas rojas.
Dudó. No podía ser Taylor porque su vuelo aterrizaría a las diez de la noche, y apenas eran las siete. Su abuelo incluso había confirmado los detalles. Aun así, el guardia de seguridad del edificio había verificado todas las entregas, así que no había razón para alarmarse.
En el momento en que Charly abrió la puerta, ¡el repartidor se hizo más alto!
¡Era Taylor!
Le entregó las flores, diciendo: —¡Para la mujer más linda del mundo! —Levantó una caja de pasteles, agregando—: ¡Te traje el dulce favorito de Ciudad Dowel!
—¡Ahh! —exclamó Charly, alcanzando la caja de pasteles.
Taylor, sin embargo, levantó la caja bien alto para que Charly no pudiera alcanzarla. Refunfuñó: —¿Te emocionaste por la comida y no por las flores que te compré?
Charly se mor