Darío sonrió y la atrajo hacia él, decidido a ser claro — Es porque tu salario lo pago yo. Eres directamente mi gasto. Tu seguro y demás corren con mi dinero. Lo que te puse es un seguro voluntario —

— Yo pensaba que trabajaba como una persona más del casino, con derecho a cotizar y tener una pensión —

— Eso sí lo tienes. Para todos acá eres parte. Yo pago lo correspondiente para que llegues a tener una pensión a futuro. Es un tipo de trabajadora independiente, pero yo cubro el gasto. No es necesario registrar una ocupación —

Korina buscó en los papeles, confirmando que en su boleta no había deducciones. También dudaba cómo se registraría su trabajo en el reporte social.

— Ya veo —

— Mi amor, ¿Qué pasa? — Dijo él, acariciándole la barbilla — Eres mía, y por eso cubro lo correspondiente —

Ella suspiró, mirando de reojo el reloj. Le faltaban treinta minutos para salir. Por fortuna, tenía clases, y eso al menos la ayudaba a olvidarse de tantas dudas.

— Sí, entiendo… debo ir a cambi