Aila POV
La paz es un espejismo. Una fina capa de hielo sobre un océano profundo y oscuro.
Se ve sólida, incluso puedes caminar sobre ella durante un rato, pero sabes que debajo, las corrientes heladas y los monstruos siguen ahí, esperando.
Descubrí esa verdad en la quietud de la noche, en la inmensa cama real que ahora era mi dominio y mi prisión.
El día había sido un torbellino de ceremonias, juramentos de lealtad y negociaciones tensas.
Había interpretado mi papel de Reina con una convicción que me sorprendió a mí misma, con Kael a mi lado proyectando un aura de poder y Damián observando desde las sombras, un guardián silencioso cuya presencia inquietaba a la corte Lycan.
Pero ahora, la noche había despojado de todo artificio.
La única luz en la habitación era la de la luna que se filtraba a través de los altos ventanales, pintando franjas de plata sobre las sábanas de seda. Kaelen dormía en su cuna junto a la chimenea, un pequeño y tranquilo bulto en la inmensidad de la habitaci