Él sonrió complacido
— Creo que eso es cercano al concepto que tienes de mi… ¿no? – dijo con una sonrisa maliciosa el apuesto rubio.
— Sí, pero yo no soy así – alegó apresurada.
—Hoy lo serás… serás lo que yo quiera… ¿entiendes? – aseguró el rubio y se posó sobre ella.
Leia se sobresaltó cuando con unos golpes llamaron a la puerta principal…
— ¡Leia! – se escucho un grito fuera de los dormitorios.
—Hilary… – mencionó la cobriza al reconocer su voz.
Caleb sonrió divertido y volvió a besar su cuello.
— Harás lo que te digo… o me iré en este momento — habló despacio sobre la piel sensible.
Ella volteó