—¿A-amantes? – le cuestionó al llevar sus manos a su pecho, al sentirlo pegarse a ella.
Agradecía la poca luminosidad, pues su rostro ardía de imaginar lo que eso significaba, sonrió tontamente.
– De-debes estar bromeando, no aceptare tal cosa — mencionó sin saber cómo reaccionar.
Caleb cerró los ojos y suspiró frustrado “No pierdas el control”, se recordó… si, Leia era un capricho, uno que lo enloquecía y lo hacia actuar como un completo imbécil.
Bajó su cabeza hasta apoyarla contra la de la pelinegra y se forzó a calmarse.
—Leia… - mencionó roncamente sin despegarse de ella.
Ella alzó su vista a él y los zafiros que el joven tenía por ojos, brillaron ante la poca luz lunar