A media madrugada, dos distintos pares de ojos permanecían abiertos, perdidos en alguna parte del cielo de la habitación donde descansaban, sumidos en sus recuerdos, con un lazo común uniéndolos y a medio centenar de kilómetros de distancia el uno del otro.
Los ojos azules del rubio, brillaron en esa oscuridad parcial de esa habitación, después de haber rechazado a Emireth por esa noche…comenzó a cerrar sus ojos atreviéndose a considerar lo dicho por su primo…Leia, lo había llamado a el por su nombre…y el…no sabia que sentir o pensar al respecto.
Leia por su parte ladearía su cuerpo y acariciaría a Oreo, que recientemente había buscado el calor de sus mantas tras las noches frías.
¿Y si ya no valía la pena?
Ambos estaban ya con alguien más.
Leia suspiró y Caleb terminó por cerrar los ojos.
Sábado. Había pasado todo el día encerrado