Mundo ficciónIniciar sesiónEl despacho no pertenecía a nadie en concreto, y eso era precisamente lo que lo hacía útil. No había logotipos visibles ni fotografías familiares sobre la mesa. Solo una vista amplia de la ciudad y una mesa de reuniones demasiado pulcra para generar confianza.
Valeria tomó asiento sin quitarse el abrigo. No era una visita protocolaria, ni tampoco una cita improvisada. Era uno de esos encuentros que no figuraban en agendas oficiales, pero que decidían más que muchas votaciones formales.
El hombre frente a ella no sonreía. Tampoco parecía hostil. Eso, en cierto modo, era peor.
—No he pedido verte para discutir porcentajes —dijo al fin—.







