Mundo ficciónIniciar sesiónValeria miró de reojo a Leonard con una sonrisa suave, casi inocente. Solo esperaba no haberse pasado con lo de “tres días”. Por suerte, Leonard no parecía haber parpadeado siquiera. Ese hombre tenía la capacidad inquietante —y maravillosa— de adaptarse a cualquier golpe que ella diera.
En cambio, su padre parecía haberse tragado una espina. Amanda tenía los labios apretados en una línea amarga. Y Sofía… seguía boqueando como si necesitará aire para procesar lo que acababa de escuchar.
Valeria decidió rematar.
—¿Algún problema? —preguntó con una sonrisa encantadora, peligrosame







