El bullicio del backstage comenzaba a disolverse tras la presentación. Los focos aún parpadeaban, los técnicos desconectaban cables y los últimos fotógrafos recogían sus objetivos con la satisfacción de una buena cacería. Era el momento en que las máscaras sociales empezaban a caerse… y las verdaderas jugadas comenzaban.

Leonard se movió entre el personal con esa seguridad natural que imponía respeto sin necesidad de levantar la voz. Saludaba con un leve gesto aquí y allá, pero su mirada buscaba a una sola persona: Helena.

La encontró junto a una mesa llena de tablets, revisando estadísticas del directo con la concentración de siempre. Leonard dudó un segundo.