Capitulo 10

Capítulo 10

~ Amalia ~

El sol de la tarde filtrándose por la ventana de mi oficina en la empresa de mi padre se sentía ridículo.

El aire acondicionado, los papeles pulcros, la vista de Wall Street... todo era una farsa tranquila.

Dos mundos convivían en mí, la heredera Barnes y la cazadora de pelo rojo.

O como me llamaría aquel Moretti "Mujer flama"

Bufé, totalmente ridículo que me ponga un apodo, esto acabará cuanto antes.

Estaba revisando archivos, fingiendo trabajar, cuando recibí la llamada de Mei.

— ¡Amalia! Tienes que parar con esto.

Su voz estaba tensa, no tenía el tono de broma que usa siempre.

— ¿Parar con qué, Mei? Estoy sentada en mi escritorio, siendo la ejecutiva más importante que tiene esta empresa ahora.

— ¡No te hagas la tonta! El club no es tan grande, los rumores vuelan más rápido que las pacas de billetes — Mei susurró, bajando la voz como si la estuvieran escuchando — El hombre de la otra noche, el que te dio la nota.

Me recliné en la silla, fingiendo indiferencia.

— ¿DM? ¿Qué pasa con él? Es solo un cliente más al que le gustó mi baile.

— ¿Solo un cliente? ¡Amalia, ese hombre es la razón por la que nadie se atreve a preguntar por el Loto Negro!

Al presenciar la seriedad en Mei, fingí demencia.

— ¿Loto negro? No tengo idea.

— Escucha, esta mañana me topé con el jefe de seguridad y vi su pantalla por casualidad. Su nombre es Dante Moretti, y no es un simple mafioso de barrio.

El nombre, ahora confirmado, resonó como un click en mi cabeza. Dante Moretti, la D y la M, la pieza central de mi venganza.

— ¿Y qué tiene de especial un Moretti? — Dije, aunque mi corazón latía contra mi costilla como un tambor sin parar.

— Él es el verdadero peligro, Amalia. Dicen que su familia es antigua, pero que él es el que está loco.

— Mei, no exageres.

— No es el tipo de hombre que cuenta el dinero que gasta, lo pesa. Es un desquiciado que toma lo que quiere y desaparece a quienes lo desafían. ¡Yo no te metí en este club para que te hicieras amiga de él!

El pánico de Mei era real, ella estaba temblando, aunque no pudiera verla.

— Cálmate, Mei. Te lo juro, solo hablamos un rato, no le des importancia, no le he dado nada que pueda comprometerme.

— ¡Amalia, está en el sistema! Él es el que tiene las conexiones. No juegues con él, por favor, di que ya no volverás.

— ¿Trabaja en ese club?

— ¡Es el maldito dueño! Nuestro jefe lo confesó hace unos días.

Sabía que si le contaba la verdad, Mei se interpondría, y yo no podía permitirlo.

Mi padre necesitaba justicia, y Dante Moretti era mi única llave.

— No te preocupes por mí ¿De acuerdo? Soy una ex-tiradora, una bailarina y una abogada frustrada. Sé cómo defenderme.

— Eres una idiota, no te acercas al fuego para calentarte, te acercas para quemar algo, Amalia. Y me da miedo que seas tú la que termine en cenizas.

Colgó sin esperar respuesta, dejando un silencio pesado.

Me sentí culpable por mentirle, pero las palabras de Mei no me asustaron, me dieron validación.

Había elegido bien, mi presa era el hombre más peligroso de la ciudad. El responsable.

Mi deber de venganza se encendió, no podía depender solo del encuentro casual.

Tenía el nombre, Dante Moretti.

Cerré mi laptop de la empresa y abrí mi teléfono.

Ingresé a una base de datos de antecedentes penales y corporativos que había memorizado de mis clases de Derecho.

Busqué el nombre "Dante Moretti" Los resultados fueron escasos, llenos de lagunas, pero una conexión se repetía, propiedades.

Muchas propiedades registradas que apuntaban a la misma dirección legal.

Una de las direcciones captó mi atención de inmediato

TIPO: Restaurante Privado.

UBICACIÓN: Midtown, Calle 49.

El restaurante de la noche anterior, el lugar que Dante había presumido que era suyo.

Pero mi mirada se dirigió a una línea de código legal casi indetectable que indicaba el registro de planos de construcción.

Usando mis contactos antiguos de la universidad, logré acceder a los esquemas de ingeniería del edificio.

Lo que vi me hizo sentir un escalofrío que no tenía nada que ver con el aire acondicionado de la oficina.

El restaurante era solo una fachada.

Bajo los planos del sótano principal, había una sección marcada con el código "B-02," completamente fuera de la regulación y los permisos.

Un área clasificada, un área lo suficientemente grande como para ser una instalación, no una simple bodega.

El Búnker.

Dante no solo era el dueño, él operaba su negocio sucio justo debajo de mis narices, en el lugar que eligió para nuestra primera "cita".

Sentí un escalofrío de excitación, yo había venido a cazar, y Moretti no solo me había dado su nombre, sino que me había revelado su escondite.

Mi teléfono vibró. Era un mensaje de texto.

Dante Moretti... Mi chofer te recogerá a las nueve. Te llevaré a un lugar más... privado, asegúrate de traer mi excusa.

Bloqueé el teléfono.

La advertencia de Mei era real, pero ahora la sentía como un desafío.

Él creía que me estaba atrayendo a su trampa, sin saber que yo acababa de encontrar la puerta de servicio a su negocio.

— Voy por ti, Dante Moretti — Susurré, con la misma sonrisa maliciosa que había asomado en el restaurante.

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