XI. Necesito saber la verdad
Enseguida me protejo el estómago con miedo a una caída, pero unos fuertes brazos cálidos me atrapan.
- ¡¿Megan, te sientes mal?! – siento la voz preocupada de Oliver a mi espalda – ¿Te duele la panza? ¿Le pasa algo al bebé? ¡Vamos al doctor, rápido!
- Estoy bien, Oliver, estoy bien- susurro, pero todavía hay oscuridad frente a mis ojos.
Me carga al estilo princesa y se sienta en el sofá, conmigo encima.
Acaricia mi espalda suavemente y me siento demasiado vulnerable, así que apoyo mi cabeza contra su amplio pecho, solo un momento, solo voy a dejar de ser fuerte un momento.
Lo siento como me estrecha en sus brazos y besa mi frente, mientras me sigue diciendo que todo está bien.
Tengo un nudo en la garganta y ganas de llorar, por qué todo tenía que ser tan complicado, por qué…
- Megan estás muy pálida, vamos al doctor o quieres… ¿prefieres que llame a Steve? – me pregunta en tono bajo que no sé definir
Pero antes de responderle, el mismo Steve llega y nos sorprende en esta posición que,