Encuentros inesperados (2da. Parte)
La misma noche
New York
Bobby
Alguien dijo que el pasado siempre encuentra la manera de volver. No importa cuánto intentes enterrarlo, disfrazarlo o hacer de cuenta que ya no pesa… siempre regresa. Basta una palabra, un recuerdo, una persona, para que te respire en la nuca como un fantasma impaciente, como si nunca se hubiera ido.
Lo complicado no es que vuelva, sino cómo enfrentarlo. Cómo mantener la calma cuando todo dentro de ti tiembla. Cómo no cuestionarte, no apresurarte a sacar conclusiones erradas, no convertirte en juez. Porque seamos sinceros… detestamos estar perdidos. Detestamos no tener el control. Nos incomoda ser meros espectadores de lo que sentimos.
Y sin embargo, ahí estamos, sin muchas salidas. Porque todos cargamos con algo: heridas que aún duelen cuando aprieta la memoria, alegrías que ya no sabemos si nos pertenecen o si fueron solo un espejismo, personas que dejamos atrás… o que nos dejaron.
Admito que por un instante me sorprendió —y al mismo tiempo me intrigó—