Mundo ficciónIniciar sesiónAntes de decidir casarse, Aurora creía que Alex era el hombre elegido para completar su vida. Su carácter, su manera cortés y sus cualidades atentas y cariñosas hacían que Aurora se sintiera profundamente feliz. Con el tiempo, terminó convencida de que Alex era el hombre que merecía acompañarla y liderar su vida futura.
Todos los demás estaban de acuerdo en que Aurora debía estar con Alex. Solo Asher, el medio hermano de Aurora, parecía escéptico desde el principio y hasta dudaba de la sinceridad de la intención de Alex de proponerle matrimonio lo antes posible.
—Algunos de mis amigos conocen a Alex. Dicen que, desde hace tiempo, Alex era famoso por ser un mujeriego y cambiar de pareja con frecuencia. Me preocupa que después del matrimonio pueda jugar con tus sentimientos o engañarte intencionadamente.
Aurora esbozó una sonrisa. Al final, entendió que era esa preocupación lo que hacía que su hermano dudara de dejarla casarse con Alex, un hombre al que apenas conocía desde hace unos meses.
—Todos pueden cambiar. No puedes juzgarlo así. Tal vez tenía malos hábitos en el pasado. Quién sabe, quizá ahora realmente haya cambiado.
—Aún no me convence —replicó Asher—. Mi intuición dice que lo que Alex te muestra a ti y a nuestra familia es solo una fachada. Te juro que no estoy seguro de que pueda ser un buen esposo para ti, Aurora. Sobre todo la infidelidad y el cambio de pareja son enfermedades que suelen recaer y son difíciles de curar. No sé por qué, pero estoy seguro de que esta enfermedad volverá a aparecer.
Aurora sonrió con naturalidad. La hermosa mujer no se dejaba influenciar por las preocupaciones de su hermano. Tal vez estaba demasiado enamorada o, en medio del amor, había decidido hacer la vista gorda en ese momento.
Además, durante su relación, Alex parecía genuinamente serio. Su comportamiento la dejaba a menudo maravillada. Y los gestos inesperados y dulces que él le mostraba siempre hacían que Aurora se sintiera especial.
—No seas pesimista. Estoy realmente convencida de que Alex es el indicado para acompañarme.
Asher suspiró resignado. Por más que intentara provocarla, Aurora parecía haber cerrado los ojos y los oídos.
—Lo más importante es que te he advertido. Si en el futuro me entero de que Alex se porta mal o hace algo a tus espaldas, seré la primera persona en acabar con él.
Ahora, lo que Asher temía se había hecho realidad. El hombre que Aurora creía leal resultó ser infiel e incluso había mantenido una relación con alguien cercano a ella.
En lugar de confrontar a Alex y Nicole directamente cuando los vio engañándola en la oficina, Aurora decidió irse de inmediato. No fue directamente al hospital, sino que se detuvo en uno de los despachos de abogados para pedir asesoría.
—¿Aurora?
Justo al entrar al edificio, la hermosa mujer fue recibida de inmediato. Al girar, encontró a un hombre alto y de hombros anchos que le sonreía ampliamente.
—¿Rayyen, estás ocupado?
Era, en efecto, el despacho de Rayyen Amstrong al que Aurora había acudido. De alguna manera, creía que el hermano menor de su primo podía ayudarla con el problema que estaba enfrentando. Aunque Aurora podía pedir ayuda a Asher, se abstuvo de hacerlo al recordar la promesa de su hermano de eliminar a Alex de inmediato si hacía algo indebido.
—No, hoy no estoy muy ocupado. Hablemos en mi oficina, ¿vale?
Aurora asintió y siguió a Rayyen, quien la condujo a una habitación en el segundo piso. Francamente, Aurora estaba impaciente. Quería compartir lo que estaba viviendo lo antes posible.
—Alex me está engañando, Ray.
Al sentarse, sin rodeos, sin charla trivial ni introducciones, Aurora fue directa al grano. Su expresión y sus palabras inmediatamente provocaron una reacción en Rayyen. Hasta ese momento, casi toda la familia sabía que Aurora y Alex tenían un matrimonio armonioso. Nunca habían tenido peleas ni rumores desagradables.
Toda la familia, incluido Rayyen, los reconocía como una pareja compatible. Y ahora, Aurora revelaba de repente que su esposo la estaba engañando, dejando a Rayyen impactado.
—¿Q-qué? ¿Alex te está engañando?
Aurora asintió repetidamente. Extrañamente, parecía tranquila al dar esta mala noticia, como si la decepción abrumadora la hubiera dejado insensible.
—Alex me está engañando con Nicole, Ray. Siento que llevan tiempo manteniendo esta relación ilícita a mis espaldas.
—¿Nicole?
—Sí. Amanda Nicole. La hija de la tía Celia.
Rayyen se quedó pasmado. Aún sin recuperarse del impacto inicial, se encontraba ahora con la noticia de que la amante de Alex era una mujer que, además, seguía siendo su prima.
—¿Cómo es posible que Nicole se meta con Alex?
Aurora se encogió de hombros. Ella tampoco tenía idea de cómo había comenzado todo entre su marido y su prima.
—No sé cómo empezó. Lo que sí sé es que ya los he sorprendido dos veces a solas. La primera fue en el centro comercial, y la segunda, esta mañana, cuando fui a propósito a la oficina de Alex. Los vi comportándose con demasiada confianza.
—Dios mío… ¿cómo puede ser? Quiero decir, hasta donde sé, Nicole trabaja en la oficina de Alex porque tú misma le diste el empleo, ¿no?
Aurora asintió.
—Sí, Ray. Yo la ayudé porque ella es el sostén de su familia y necesitaba un trabajo para mantener a su madre y a sus hermanos. Jamás imaginé que terminaría así.
—Ay, Dios… —Rayyen negó con la cabeza, incrédulo. Al ver el rostro de Aurora, comprendió que su prima estaba profundamente herida por la traición—. Ten paciencia, Aurora. El matrimonio a veces es complicado.
Aurora suspiró. ¿Qué más podía hacer? Aquello ya era una desgracia para ella.
—Entonces, ¿qué quieres? Me refiero a… ¿qué tipo de ayuda necesitas de mí?
Aurora alzó la mirada, respirando hondo mientras intentaba convencerse de la decisión que estaba por tomar.
—Sé que tú manejas muchos casos de divorcio. Por eso vine a consultarte. ¿Qué piensas? ¿Debería separarme de Alex?
Rayyen sonrió con comprensión. Sabía bien el torbellino que revolvía a Aurora por dentro. Cualquiera estaría en un dilema ante una situación tan dolorosa.
No era la primera vez que Rayyen se encontraba con casos así. Antes ya había visto cientos de motivos y circunstancias que llevaban a las parejas a separarse.
—Antes de hablar más a fondo, quiero preguntarte algo. ¿Amas mucho a Alex?
Aurora asintió sin dudar. Desde el principio, nunca negó que amaba profundamente a su esposo. Incluso había pasado por alto muchas de sus faltas.
—Lo amo, Ray. Muchísimo. He aceptado todo de él, incluso sus defectos, con sinceridad. Y aunque he descubierto que me traicionó… el amor no se ha ido del todo. Todavía siento un cariño tan grande que me cuesta pensar en separarme así nada más.
Rayyen asintió, tratando de ponerse en su lugar. En vez de juzgarla o presionarla, decidió ayudarla a aclarar su corazón.
—Entiendo lo que sientes. Mira, la infidelidad en un matrimonio no siempre tiene que acabar en divorcio. Algunas relaciones aún pueden salvarse, mientras que otras es mejor terminarlas rápido por el bien mental de la parte afectada. Esta decisión tan pesada depende completamente de ti.
Mientras hablaban, Rayyen se levantó y fue a servir una taza de té. Luego se la ofreció a Aurora.
—Gracias, Ray.
—De nada.
Aurora tomó la taza caliente, bebió un sorbo y se preparó para continuar.
—Entonces… antes de que descubrieras la infidelidad, ¿Alex mostraba algún comportamiento sospechoso? —preguntó Rayyen.
Aurora negó con la cabeza. Hasta donde recordaba, nunca hubo un gesto o acción de Alex que despertara su desconfianza. Por eso, al principio, le costó creerle a Velia cuando le dijo que había visto a su marido con otra mujer en un hotel.
—Desde antes de casarnos hasta ahora, Alex siempre ha sido igual. Cariñoso, atento, dulce, y siempre con alguna sorpresa para mí. Cada día, incluso con su trabajo, siempre encontraba un momento para llamarme o enviarme un mensaje. Nunca llegaba tarde a casa y siempre me llevaba con él a eventos importantes.
—¿Eso quiere decir que siempre cumplió con sus responsabilidades como esposo?
Aurora volvió a asentir.
—Perdón si la siguiente pregunta es un poco sensible —advirtió Rayyen—. ¿Y en cuanto a… las necesidades físicas?
Aurora asintió otra vez.
—Digamos que todo marcha bien en ese aspecto. Aunque los dos estamos ocupados, siempre mantenemos una relación íntima regular. Y eso es lo que más me confunde. ¿Qué busca Alex que lo hace irse con otra mujer?
—Lo siento. No quiero que te ofendas. Pero es posible que haya algo que Alex busca y que no encuentra en ti. Y por eso lo busca afuera.
Aurora respiró hondo, intentando mantener la calma aunque por dentro estaba hecha pedazos.
—Entonces, ¿qué crees que debería hacer? ¿Enfrentarlos? ¿Advertirles? ¿Qué? La verdad, no estoy dispuesta a dejar que mi matrimonio, por el que tanto he luchado, sea destruido así de fácil por otra mujer. Sería demasiado dejar ir a Alex solo por una cualquiera.
Rayyen soltó una risa involuntaria. La expresión de Aurora, que había pasado de triste a indignada, le resultó divertida.
—Si quieres intentar salvar tu matrimonio, puedes darles una advertencia y una oportunidad.
—¿Darles una oportunidad? —repitió Aurora, insegura—. Por un lado, quiero darle una chance a Alex. Pero por otro… me inquieta eso que dicen de que la infidelidad siempre se repite.
Rayyen sonrió.
—Sí, muchos dicen eso. Pero también hay casos en los que alguien comete un error, se arrepiente de verdad y jamás vuelve a repetirlo. Todo depende de la persona. Y no podemos predecir en qué categoría está Alex. Por eso, al final, todo recae en tu elección. Seguir arriesgando… o acabar aquí.
—Para que lo sepas, mañana planeaban salir juntos para celebrar el cumpleaños de Nicole —confesó Aurora.
—¿En serio?
Aurora asintió.
—Alex incluso me regaló un set de joyería de ensueño como excusa.
Rayyen soltó una carcajada suave. No se burlaba de ella, pero la mezcla de enojo y decepción en el rostro de Aurora le parecía casi irónica.
Sin responder de inmediato, volvió a levantarse y caminó hacia su escritorio. Abrió un cajón, tomó algo y regresó para entregárselo.
—Toma, creo que vas a necesitar esto —dijo con seguridad.
Aurora frunció el ceño, confundida al ver que Rayyen le entregaba un pequeño objeto parecido a un dado.
—¿Qué es esto?
—Es una cámara de vigilancia.
—¿Una cámara de vigilancia?
Rayyen asintió.
—Sí, esta mini cámara se conecta a tu móvil. Dijiste que Alex y Nicole planean su cita mañana, ¿cierto?
—Sí, los oí hablar de eso. Nicole incluso invitó a Alex a pasar la noche en un hotel. Entonces… ¿qué debería hacer?
—Puedes usar este pequeño aparato para atraparlos en pleno acto.
—¿Qué? ¿Cómo?
Rayyen esbozó una sonrisa cargada de significado. Fuera lo que fuera que estaba imaginando, claramente lo disfrutaba.
—Estoy seguro de que sabrás muy bien cómo tenderles la trampa.







