—¿De verdad te vas por esa asignación? —preguntó su asistente, asomándose desde la puerta de la cocina con la cabeza inclinada, curiosa.—Sí, solo por un par de días. No te preocupes, todo aquí funcionará sin problemas —respondió Aurora, esforzándose por mantener un tono casual, aunque su corazón latía con fuerza bajo la calma fingida.La asistente asintió y se fue, sin sospechar que Aurora no tenía intención alguna de salir de la ciudad. En cambio, estaba planeando cuidadosamente, preparando meticulosamente el escenario para lo que había sospechado durante meses. Su mente corría entre infinitos “qué pasaría si…”, mientras su cuerpo trataba de mantenerse compuesto. ¿Y si estoy equivocada? pensó. No… no puedo estar equivocada. Solo… no puedo.Por eso Aurora fingió tener una asignación fuera de la ciudad cuando en realidad se estaba quedando en uno de sus apartamentos. Había meditado sobre ello durante días, sopesando pros y contras, tratando de comprender si realmente estaba lista para
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