* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *
—Pues esa es mi única observación —dice el médico al mirarnos con atención (sobre todo a mí)—. Todo influye en el buen desarrollo de la pequeña criatura que se está formando en su interior, señora Costantini —precisa el médico al desviar su mirada a mi esposa—. Debe... o mejor dicho, DEBEN —nos mira a los dos nuevamente— hacer todo lo necesario para que su ánimo, señora Costantini, cambie —señala con la mayor sutileza posible—. Tal vez, un viaje o hacer lo que usted más desee puede ayudar.
—Un viaje o lo que a ella le guste —repito como tratando de anotar ello en mi memoria.
—Sí, señor. Su esposa debe mejorar anímicamente. Como ya dije, todo afecta en un embarazo y el estado de ánimo no es la excepción.
—Sí doctor..., comprendemos —respondo muy serio; y el médico sonríe amable al tiempo en que asiente con su cabeza.
—Bueno, yo me retiro. Eso era todo lo que debía decir. Bueno, señora Costantini, por favor, cuídese mucho —le dice al darle la man