* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *
—Debes tener cuidado —me dice al ayudarme a sentarme sobre el césped, bajo un frondoso árbol.
—Descuida, estoy bien.
—El médico dijo que no podías hacer mucho esfuerzo.
—Sí, pero tampoco dijo que no podía hacer algo sola —señalo divertida; y él sonríe.
—Tienes una bonita sonrisa —digo de pronto, sin temor; y él se queda mirándome muy atento.
—Gra... gracias —señala algo incrédulo; y yo vuelvo a sonreír por ello.
—Siéntate, ven —le pido al dar golpecitos a un lado de mí.
—Sí..., claro... ¿No prefieres que pongamos la manta y sentarnos ahí?
—No. Me gusta esto..., sentarme directamente en el césped... ah —suspiro al cerrar mis ojos y sentir la suave brisa batir en mi rostro— delicioso aire fresco.
—Sí...
—¿Por qué no me habías contado de este lugar antes?
—Bueno... porque no te despegabas del jardín de amapolas —parece bromear; y yo río por ello.
—Gracias por traerme aquí. Me encantan estos lugares. La naturaleza es lo mejor de la vida —señalo al