Durante esa noche ambas se pusieron al día, se contaron todo, Sofía no sabía por qué, pero sentía algo especial por Hanna, por esa Hanna que era distinta a la Hanna que había conocido.
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Mientras que Igor visitó uno de sus bares favoritos.
-Buenas noches cariño.
Una rubia de unos veinticuatro se sentó en sus piernas.
A veces las mujeres olvidaban quién era él y lo trataban como a un cliente más, él siempre había sido amable con las mujeres y contrario a lo que Sofía pensaba, aunque les permitía sentarse en sus piernas, no había tocado a una desde que se separó de Irina.
-¿Qué vas a tomar esta noche?
-Vodka.
La mujer llenó la copa de Igor y antes de dársela bebió un sorbo de ella, le sonrió seductoramente y se acercó para besarlo, justo antes de que lo hiciera Igor le detuvo la quijada con la mano.
-No te atrevas.
Creo que a todos ustedes se les olvida quién soy yo.
¿Quién te dio permiso de beber de mi copa?
¿O de intentar seducirme?
-Yo...
Me lastimas...
-¿Por qué me tuteas?
La so