-¡Usted no es nada mío y no me pertenece!

Espetó Sofía molesta. No podía aceptar que lo que veía le gustaba, eso sería admitir que el hombre le atraía.

(Tengo novio, tengo novio esa cosota no puede gustarme, no le pertenece a mi novio)

-Si ya terminó de bañarse salga, necesito terminar de bañarme y no me gusta que me miren mientras me baño.

-Interesante, porque tú me mirabas como si fueras a comerme y yo no te pedí que cerraras los ojos, ja ja ja.

Respondió él en tono bromista, echando un vistazo a Sofía para ver su precioso rostro ruborizado. Se sentía muy orgulloso de su apariencia física así que estar parado desnudo frente a ella no le generaba la más mínima vergüenza.

-Si gustas puedo ayudarte, así terminarás más rápido.

Ella negó con la cabeza a la velocidad de la luz antes de que el hombre siquiera se atreviera a meterse con ella a la bañera.

-Lo haré yo, por favor salga.

Por su parte, él no tenía intenciones de obligarla así que se dió la vuelta y se marchó. Rápidamente Sofía se enjuagó el cuerpo, se secó y se colocó una bata que tenía bordadas sus iniciales S.I (Sofía Ivanovich) y entró en la recámara, si hubiera sido más atenta se habría dado cuenta de que la mitad de todo lo que había en la habitación (toallas, batas y ropa de cama) tenían las iniciales de su esposo y la otra mitad las suyas como si estuvieran esperando su llegada desde hace tiempo.

(En realidad si la esperábamos, mandamos a bordar todo hace dos meses)

-Acércate, déjame secarte el cabello. -Puedo hacerlo sola.

Ignorando las palabras de Sofía se acercó a ella y con delicadeza envolvió su cabello en una toalla y comenzó a secarlo.

(Voy a hacer que me ames, me tomará un tiempo pero sé que lo lograré y cuando eso suceda esos dos se arrepentirán de lo que me hicieron.)

Cuando sintió que el cabello de Sofía estaba seco, se apartó.

-Es tarde, descansa, estaré en mi oficina por si necesitas algo. Debes saber que trabajo de lunes a sábado de ocho de la mañana a ocho de la noche, mi empresa es muy importante así que siempre estoy ocupado, no me verás muy seguido por aquí, pasarás casi todo el tiempo con mi Nana, lo que necesites puedes pedírselo a ella, en cuánto a lo que tienes permitido y lo que tienes prohibido hacer ella te lo informará mañana.

Cerró la puerta y bajó para encerrarse en su oficina dejando a Sofía aliviada, por lo menos esa noche no la obligaría a tener intimidad, no más de la que ya habían tenido. Aunque eran esposos acababan de conocerse y haciendo un recuento del día ya se habían besado, tocado y ya lo había visto completamente desnudo, no podía imaginarse que pasaría en el futuro, sólo no debía enamorarse de él.

(Tendría que repetirme eso todos los días para no caer en sus encantos.)

Pasadas las doce de la noche Michael subió y se tendió en la cama boca arriba, suspiró profundamente y luego se volteó hacia Sofía que ocupaba sólo una pequeña porción del lado izquierdo, se acercó a su oído y susurró mientras acariciaba su rostro con sus dedos.

-Lamento tener que meterte en mis asuntos pero eres una pieza clave en mi venganza.

Un pensamiento cruzó su mente pero negó con la cabeza.

(¿Y si soy yo quién se enamora? ¿Qué pasará cuando sepas la verdad? ¿Me abandonarías o te quedarías a mi lado? Debo estar muy cansado para pensar esas tonterías, jamás me enamoraría de la mujer de otro, además después de lo que me hicieron perdí la capacidad para amar y ella definitivamente no es mi tipo, es sexy eso es verdad, pero es demasiado dulce y tierna para mi gusto.)

Después de buscar mil excusas por las que no se enamoraría de Sofía se quedó dormido. Inconscientemente su cuerpo buscó calor y terminó por abrazarse al cuerpo de Sofía.