Algo que debo reconocer aquí es que Maximiliano y yo somos unos pésimos cuidadores de enfermos, porque aquí… en la ducha, no pensamos en su padre o como se encuentra si no, en como nuestros corazones laten rápidamente por lo que ahora nos estamos confesando.
— Entonces es justamente el corazón perfecto para recibir a un dañado hombre.— No te digas así, por favor.— Bueno, es la verdad. — dice Maximiliano sonriendo con tristeza.— Eso quiere decir que somos compatibles. Cancelar ese suicidio fue lo segundo mejor que hice en mi vida, lo primero fue seguir mi instinto y casarme contigo. — dice Maximiliano y yo intento alejarlo de mí para que salga de mí y me abrace.Pero, él me impide ello. Por lo que, lo observo confundida al no dejarme ir cuando ya hemos hecho el amor.— ¿Qué haces?— Te lo dije, un solo acto se