-Hola pequeño Nico- Dijo el joven mafioso- Veo que aún conservas a Teddy. Gracias por cuidarlo.- Sonrió agradecido.
El niño miró al oso tristemente y se lo entregó a Nicolás.
-¿Qué sucede? ¿No lo quieres?- Nicolás lo tomó
-Si, pero es tuyo- dijo con lágrimas en los ojos
-Oh no no- Se agachó a su altura y puso a Teddy en su oído- ¿Qué dices Teddy? ¿Con él te diviertes más que conmigo? Ay que malo Teddy. fingió estar triste.
El niño comenzó a reírse, como hace mucho no lo hacía.
-Teddy me dice que quiere ser tu amigo, le gusta jugar contigo- Nicolás se lo devolvió al niño.
-Yo también quiero ser su amigo.
-¡Perfecto entonces!- dijo levantándose.- Teddy va a jugar mucho más contigo que conmigo.
-Bueno, galán- dijo la madre haciéndole acordar que todavía estaba ahí- ¿Por qué no te lo llevas al parque? o algo así.
-¡Si, parque parque!- Gritó emocionado el niño y corrió a tomar su abrigo
-Tengo que hacer muchas cosas, tu mujer me obliga a cuidarlo, se cree que soy su niñera- exclam