Al llegar a casa.
−¿Cómo se llama el señor?- Pregunto.
−Ten, me dio esta tarjeta. − Al leer la dirección me resulta familiar- ¿Sabes quién es?
−No, pero la dirección si la conozco. Es un conjunto residencial enorme.
−¿Tienes un familiar en esa residencia? – Pregunta dudoso, y por la forma en que me observa es fácil saber que está pensado con sus celos, no con su cabeza.
−No exactamente. − Me dirijo a mi computador.
−¿Qué haces? – Se acerca.
−Parece que escuchado ese apellido antes.
−¡Espera! − Lo dice con sorpresa −. Ese es el sistema de clientes.
−Sí, ¿sorprendido? Padre me enseño. – Sigo buscando ese nombre −. ¿Señor y señora Slim dónde están? - Luego de unos minutos grito - ¡Bingo! Los encontré.
−Los Slim, dueños de las constructoras "Smith ".
−Yes, son buenos clientes. No sabía que vivían en esa residencia. Supongo que es el destino. – Murmuro esa última parte sin que ese tumulto de cel