La doctora había dado de alta a Hanna días después del accidente, y ella sintió una profunda gratitud al salir de esa habitación que se había convertido en un refugio de tristeza y soledad. A pesar de que su hermana había estado a su lado durante la semana de su internamiento, Hanna se había encerrado en sí misma, ocultando sus emociones para evitar hablar de lo que la atormentaba. Se sentía apagada y taciturna, como si una sombra la envolviera.
Esa mañana, Evan había llegado con Hayley para llevarla a casa, sugiriendo que lo mejor sería que se quedara con ellos por un tiempo. Aunque anhelaba la soledad y el regreso a su hogar —ese lugar que Alexander le había regalado y donde cada rincón estaba impregnado de recuerdos compartidos— también sabía que esos recuerdos podrían ser dolorosos. La idea de enfrentarse a su pasado le causaba una punzada en el corazón.
Levantó la vista de su móvil y fijó su mirada en Evan, el hombre que había conquistado el corazón de su hermana en un tiempo sor