Capítulo VIII. Castigo y reconciliación en el paraíso.
Michael.
-” ¡James acelera, hay que llegar pronto!”- dijo Jason de repente y los tres lo miramos no nos gustó para nada el tono de voz, algo me dijo que lo que nos iba a contar no nos iba a gustar a nosotros tampoco-” Mi mujer llevó bebidas un tanto peligrosas, como decirlos para que lo entendáis, ningún hombre puede entrar en esa habitación, que no seamos nosotros o habrá problemas, y algún muerto por tocar lo que no es suyo.”- no termino de decirlo cuando los tres gritamos al unísono.
-” ¡Jason, estas despedido!”- él sólo sonrió con sorna, sabía que no lo despedíamos, sólo sacábamos nuestra frustración sobre él y cogió el teléfono para advertir que a la suite sólo entrara personal femenino.
Yo estaba temblando, mi mujer tenía un carácter de mil demonios controlada, pero fuera de control…. Sólo de pensarlo me echaba a temblar.
Ni me di cuenta del trayecto, se que seguro infringimos algunas reglas del tráfico, lo único que pedía era que no pararan el coche por exceso de velocidad. Deb