Si estás preparada para mi alcoba...
Desde el punto de vista de Ivar
—¡Eres tan loco y estúpido!— Kon me gruñó mientras una mirada roja brillaba en sus ojos. Su lobo estaba muy furioso conmigo.
—Kon, escucha...—Le supliqué.
—No voy a escuchar nada. Será mejor que esperes y reces para que entre en razón y vuelva con nosotros. Me escupió conmocionado.
Sabía lo enamorado que estaba de ella.
Pero no tenía ni idea de cómo se sentía la corbata. No podía creer que estuviera dispuesto a morir por ella.
—¿Eres un maldito idiota? La hiciste sufrir. —Le dije en serio.
Se quedó en silencio durante un segundo, luego se dio la vuelta y caminó de vuelta a la casa principal de la manada.
—Mierda. —Maldije en voz baja y le seguí rápidamente.
—Hermano, escucha... —dije en voz alta.
Detuvo sus pasos en la escalera y se volvió hacia mí. Me acerqué y me puse delante de él.
—Mina tiene que decidir por sí misma lo que quiere hacer. No podemos forzar su corazón para que se abra a nosotros. En el fondo sabes que tengo razón. No podemos obligarl