Valeria despertó sola. La cama junto a ella estaba vacía, las sábanas frías. Aleksandr se había levantado sin hacer ruido, algo que hacía últimamente con frecuencia creciente.

Se quedó mirando el techo por largo momento, recordando la escena de anoche. El beso en la mejilla. La risa. La manera en que él se había transformado en presencia de Elena.

"Alguien que estuvo en tu posición una vez."

Las palabras del mensaje anónimo resonaban en su cabeza. ¿Quién? ¿Cuántas mujeres habían estado donde ella estaba ahora?

Un llanto la sacó de sus pensamientos. Dmitri. Su hijo la necesitaba, y ella agradecía la distracción.

Después de alimentarlo y cambiarlo, bajó con él en brazos. Voces venían de la cocina. Risas. Una femenina, ligera y musical. La otra grave, familiar de maneras que le