Bastián. -
Observaba a mi nuevo dolor de cabeza comiendo muy cerca de donde estaba sentado, ya me estaba acostumbrando a su presencia, pero eso jamás lo diría ante otros. Noto como sus orejas se levantan y comienza a ladrar moviendo la cola.
— ¿Y ahora qué te pasa, pulgoso? – Corre hasta la puerta y ladra desesperado. Luego, gemidos.
— ¡Hola pequeñín! Me alegra que aún sigas vivo – Escucho la voz de mi hermana, cuando me acerco la veo arrodillada rascando la barriga del cachorro regalado.
— ¿Desde cuándo soy un asesino de mascotas? Es segunda vez que lo dices, hermanita – le pregunto molesto, mientras ella encogió sus hombros y siguió en lo suyo.
— Eso no viene al caso, hermanito. Vine porque te tengo noticias sobre Elizabeth – Eso captó de inmediato mi atención – y no te van a gustar. Escuché en los pasillos de la empresa el interés de A.J. por ella, de hecho, intentó convertirse en su patrocinador, la buena noticia es que a tu chica no le agrada él en lo absoluto.
Saber q