Otro año pasó.
"Winfield, ¿aceptas a Sarah como tu esposa, para vivir juntos en matrimonio? ¿Prometes amarla, consolarla, honrarla y tenerla para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, y renunciar a todos los demás, serle fiel solo a ella, mientras ambos vivan?”, preguntó el oficiante.
Mirando a los ojos de su esposa, Winfield Davis respondió: "Sí, acepto".
Después de que el oficiante le preguntara lo mismo a Sarah Davis, ella le devolvió la sonrisa a su esposo y respondió: "Sí, acepto".
"Que su amor sea eterno. En testimonio de su amor y compromiso, tengo ahora el placer de presentarlos como marido y mujer. En honor a su entrada en el sagrado matrimonio, ahora puede besar a la novia”, cerró el oficiante, animando a Winfield a besar a Sarah frente al público presente.
Se podían ver sonrisas entre Winfield y Sarah al volverse a casar oficialmente después de un año de mudarse a su nuevo hogar.
Se escucharon vítores y gritos, provenientes de