Habían pasado muchos años desde que Ethan y Samantha se habían casado. Sin embargo, la belleza de Samantha seguía siendo notable a sus treinta y tres años. Su cabello dorado le llegaba hasta la espalda y parecía tan joven como antes.
Ella llevaba el cabello algo alisado, con las ondas suficientes para dar vida a su rostro aún angelical.
Gracias a los mimos de Ethan, ella siempre tenía tiempo para cuidarse.
Mientras la peinaban y la maquillaban frente a un tocador, recibía muchos cumplidos.
"Señora Wright, es usted muy hermosa. Su esposo realmente debe adorarla".
"El Señor y la Señora Wright son perfectos el uno para el otro".
Samantha sonreía mientras la arreglaban. Ella dijo: "Yo también estoy… segura de eso. Somos una gran pareja".
Aún así, se estaba preguntando sobre el vestido que estaba a punto de usar: "Aunque el vestido tiene gemas de zafiro, ¿te parece un vestido de novia?".
"No, no. Señora Wright. Este vestido ha sido confeccionado personalmente por una diseñadora ita