Cap. 74: En busca de la verdad.
Teo entró a su habitación cargando a Mateo bajo el brazo como si fuera un peluche en vez de un robot con inteligencia artificial a medias. Cerró la puerta con cuidado y se dejó caer sobre su cama, exhalando fuerte. Luego se giró hacia la Tablet, encendió la app de videollamadas y buscó el contacto que tenía guardado.
El rostro de Mara apareció primero, con su cabello recogido en una trenza despeinada. Armando se asomó por detrás, comiéndose una galleta.
—¡Teo! —exclamó Mara—. ¡¿Estás bien?! Pensamos que te habías quedado allá para siempre.
—Ya estoy aquí Nueva York. Con mamá. Y con Iker —añadió, como si eso lo hiciera más real.
—¿Ya no hay peligro? —preguntó Armando, dejando de masticar.
—No. Al menos eso dicen los adultos. Así que pueden volver a la academia. Ya todo está normal.
Mara y Armando se miraron entre ellos. El silencio duró más de lo que Teo hubiera querido.
—Nuestros papás todavía no deciden si vamos a volver o no —dijo Mara al fin, con voz bajita—. No confían del todo.