Cap. 54: Por favor, vuelve con nosotros.
La noche había caído sobre la ciudad como un suspiro agotado. En el apartamento de Amelia, solo se oía el leve zumbido del aire acondicionado y la respiración tranquila de Teo, que dormía profundamente en su habitación.
En la sala, Iker permanecía de pie, apoyado contra el marco de una ventana. Llevaba rato observando las luces de los edificios a lo lejos, pero su mente estaba en otro lugar. Amelia salió de la habitación del niño con pasos silenciosos, y al verlo allí, pensó que por fin se permitirían un momento de paz juntos.
—¿Quieres café? —preguntó en voz baja, acercándose con una tibia esperanza en el pecho.
—No, gracias. No puedo quedarme esta noche —dijo él, sin girarse del todo.
Amelia se detuvo, desconcertada.
—¿Cómo que no puedes quedarte? ¿Pasa algo?
Iker dudó.
Sus dedos se tensaron en el alféizar. Finalmente se volvió hacia ella, caminó hasta tomarle las manos y fijó sus ojos ámbar en los de ella.
—No quiero secretos entre nosotros —le dijo con voz firme, aunque contenida