Cap. 29: Empieza el duelo.
El ambiente en la sala de juntas era denso, casi eléctrico. Las paredes de cristal vibraban con la tensión contenida, y ni siquiera los informes perfectamente alineados sobre la mesa lograban atenuar la incomodidad que se respiraba.
Lisandro se aclaró la garganta con un gesto seco.
—Estamos aquí para discutir lo ocurrido con el prototipo Mateo —anunció sin rodeos—. Considero preocupante el comportamiento... invasivo que ha demostrado. No solo ante los niños, sino también frente a los adultos.
Amelia alzó la mirada, sorprendida por el tono. Iker, a su izquierda, mantenía la compostura, con los dedos entrelazados sobre la mesa, pero sus ojos no disimulaban el fuego contenido.
—Invasivo es una palabra fuerte —respondió Iker con tono pausado—. El robot tiene sensores empáticos y una IA capaz de interpretar señales emocionales. Justamente lo que prometimos en la fusión: tecnología que sienta, observe y acompañe.
—Acompañar no es opinar sobre relaciones personales —espetó Lisandro—. Mucho