Despechada y molesta tras ser traicionada por su novio, Agnes, una universitaria, decide ir a un bar nocturno, en el que por casualidad conoce a aquel con el que termina pasando la noche. Al otro día por la mañana, en cuanto se dio cuenta de lo que había hecho a causa de la ebriedad, escapa del hotel dejando al apuesto hombre aun dormido. Luego de cuatro semanas,se entera de que está embarazada y decide continuar el embarazo y ser madre soltera. Cuatro años después, se reencuentra con el padre de su hija, en la compañía en donde el padre de su hija resulta ser el CEO y ella una simple oficinista. Al verse revelado su secreto. Agnes es forzada a un matrimonio con el padre de su hija. Aunque las cosas resultan peor de lo que esperaba, lejos de ser un matrimonio parecía que vivía en el infierno, a pesar de todos sus esfuerzos por convertirse en una verdadera esposa, su nuevo esposo era (en sus propias palabras) un tirano posesivo, ególatra y mafioso. Su nueva meta era escapar de la tiranía de él y de toda su familia que se empeñaban en hacerle la vida imposible. Aunque, en realidad, el amor ha estado gestándose en lo profundo del corazón del tirano sin que él se dé cuenta. “No dejaré que me dejes, mi pequeña esposa”.
Leer másPov Agnes.
—¿Qué es esto? —Susurré con temor de saber la respuesta mientras las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos y él me veía cómo si se sintiera asqueado mientras de pie tras de sí, estaba aquel chico al que había considerado mi mejor amigo; Royce Johnson, totalmente desnudo cubierto por nada más que las sábanas blanquecinas de aquel hotel. Había llegado allí a entregar los apuntes de la universidad, ya que Royce estuvo faltando a clases las ultimas semanas, quise ser una buena amiga y encontré la dirección del hotel en el que se hospedaba desde hace un tiempo. Sin embargo; nunca pude imaginar que me encontraría con una escena tan asquerosa. Desde un principio sabia que Royce no estaba interesado en las mujeres y tal vez, fue por eso por lo que nuestra amistad empezó en primer lugar, pero al ver esto no puedo evitar imaginarlo teniendo una pasional noche, gimiendo y jadeando debajo de Nathan, quien desde ese instante pasó a ser mi exnovio. El dolor en mi pecho se incrementaba junto a las arcadas y las lagrimas en mis ojos que no podía detener. Sentía una mezcla de enojo, tristeza y asco. Los dos hombres en los que confiaba me traicionaron ¿Es que les hice algo que los justifique? “Lo siento, Agnes, aunque eres mujer, tú no me atraes” Las palabras de mi ex retumbaban en mi cabeza mientras Royce me miraba con esos grandes ojos azules que no dejaban de brillar emocionados al ver lo mucho que me había lastimado y lo patética que me veía mientras deseaba despertar de esa pesadilla en la que ambos me miraban con una radiante sonrisa en el rostro, mientras yo corría tratando de escapar de ellos, en aquel pasillo enorme que se convertía en un laberinto». Me dolía el cuerpo y mis huesos estaban sensibles, era cómo si hubiera corrido un maratón toda la noche. Abrí los ojos de mala gana, recordando la pesadilla que había tenido y la pesadilla que seguía siendo mi vida real pero en tanto lo hice mis ojos se cruzaron con un hermoso rostro varonil, uno que tenía la piel pálida. Sus ojos estaban cerrados mientras respiraba lento y silencioso, profundamente dormido. Su rostro era muy pacifico y daba seguridad, al verlo era cómo si mis preocupaciones desaparecieran. No solo eso, se veía tan sexy que era imposible no admirarlo. Tristemente nada dura para siempre,la luz del sol comenzó a filtrarse por las ventanas cristalinas del lugar, por lo que no tuve mas opción que levantarme de la cama. La ropa esparcida por el suelo me hizo recordar fragmentos de la noche anterior. Sobresaltada, observé al hombre en la cama, debía tener no más de treinta años y no menos de veinte pero ¡Eso era lo de menos! Recordaba todo lo que había pasado la noche anterior. Mi novio me traicionó con mi mejor amigo, intenté olvidarlo y reponerme del dolor pero durante semanas no había podido hacerlo y estaba tan lastimada que fui a un bar. Recuerdo haber salido de allí y entrar al auto del hombre con el que acabo de acostarme. Suspiré con pesadez y comencé a vestirme a la par que tomaba mis pertenencias del suelo, con cierta dificultad por el dolor. Jamás imaginé que mi primera vez sería de esa manera. Siempre, con mis novios intentaba mantener cierta distancia y era por esto mismo, mi sueño era entregarme a alguien a quien amara con mi alma pero supongo que ya no importa, lo peor es que estoy segura de que realmente lo deseaba, cada beso, cada caricia, yo realmente esperaba todo eso. Al terminar de arreglarme, sujeté mi cabello cómo pude y me marché del lugar dejando atrás mi virginidad y aquel a quien se la había entregado. Claro que, lo más probable es que ni siquiera lo notara y si lo hizo obviamente no le importará. “Es tan bueno, sigue así” ¿Cómo pude actuar de esa manera? No importa cuanto duela un corazón roto, pasar la noche con un desconocido no calmará el vacío en mi pecho. Aunque si lo pienso bien; no lo volveré a ver nunca más, no sé nada sobre él, ni él sobre mí, así que está bien y después de lo que pasó, lo último que quiero es estar en una relación de nuevo. Así que puedo considerar esa mi última y única noche en la cama de un hombre. Desde ahora me consagraré al celibato, aunque no es que sea religiosa ni nada parecido pero estoy segura de que no volveré a relacionarme con nadie. Bien, haré como que no pasó nada, desde ahora dejaré esta historia atrás. —Felicidades por su embarazo. —Dijo la doctora, con una hermosa sonrisa y varios minutos después todavía sigo aturdida, esto debe ser una broma. Yo sólo había ido al hospital para asegurarme de que él no me hubiera contagiado ninguna infección o enfermedad y por eso esperé los tres meses requeridos porque al tener todas esas náuseas y malestares estaba segura de que me había contagiado algo pero esto nunca pasó por mi cabeza. Aunque si lo pienso, las nauseas son un síntoma común en el embarazo ¡No, no y no! —Escuche ¡Es imposible que yo esté embarazada, revise de nuevo! —Exclamé desesperada. No planeaba que fuese así pero no puedo embarazarme, mis padres nunca me lo perdonarían. Ni siquiera tengo manera de enfrentarlos. Ellos han estado pagando mis estudios y manutención durante mis veintiún años de vida para que yo me embarace de un desconocido. —Lo siento, señorita, pero es un hecho. Usted está embarazada. —Reafirmó la doctora con una cara completamente diferente, no parecía la misma que sonreía hace un momento, ahora tenía una mirada de lástima hacia mí, que molestaba. Por un momento vi la cara de mis padres reflejada en ella. —¿Hay alguna manera de que pueda interrumpir el embarazo? —Me atreví a preguntar. Nunca pensé que yo haría algo similar pero en este momento es mi única solución. Solamente soy una estudiante de diseño, sin ningún ingreso excepto el dinero de mis padres, con el que debo pagar universidad, renta y llegar a fin de mes y si llegara a perder el apoyo de ellos, mi vida se iría cuesta abajo.Habían pasado dos años y aún continuaba asimilandolo, el tiempo pasó demasiado rápido, supongo que así se siente cuando disfrutas de tu vida. Y últimamente, no había nada en mi vida que no disfrutara; las ventas de mi tienda iban excelentes, tanto que pronto inauguraría otras sucursales. Mis diseños había causado tendencia y mi matrimonio era perfecto, aunque Oliver seguía siendo frío y calculador con los demás, con nuestros hijos y conmigo era amoroso y protector. No necesitaba más. Hoy celebramos la Navidad. Al igual que el año pasado; en familia. Se había convertido en una tradición familiar. Aunque nunca invitamos a mis padres y a los de Oliver, pero que estuviéramos nosotros era suficiente. La navidad se sentía más real. El aroma a las galletas de jengibre de Alicia y las risas de los niños inundaban la casa. Nuestros gemelos; Adrien y James, ya podían caminar y correteaban alrededor del árbol navideño, siguiendo a su hermana mayor, que ahora tenía ocho años. La niñera, era
POV Agnes. La cena transcurría con una calma inusual. La suave luz de las velas envolvía el ambiente y me hacía recordar la noche anterior, Oliver lo había planeado, estaba segura de que lo hacía por ello ¿Quería excitarme de nuevo? Porque lo había conseguido. En medio de la cena, el teléfono comenzó a timbrar, y al ver en la pantalla un número desconocido fruncí el ceño sin saber quién podría ser. —Debo contestar. —Murmuré para mí misma, avisando a Oliver que debía retirarme de la mesa, pero él no respondió. Continuó como si nada, mientras alimentaba a Amy. No le di más importancia de la necesaria y sin titubear presioné el botón de contestar, pero al hacerlo, la voz en el otro extremo congeló mi respiración. —Señorita Isabella... —Susurré con un deje de emoción, pero la sorpresa era mayor. —Hola, Agnes. ¿Cómo estás? —Preguntó ella con voz serena. Sonreí por inercia, ella siempre había sido algo fría, pero en el fondo tenía un gran corazón. Y yo, mejor que nadie, lo sabía.
Desperté de inmediato al escuchar un quejido desde la habitación principal, había pasado la noche en el sofá de la sala porque me había dormido sin darme cuenta. El sol se colaba por la ventana, iluminando el salón con un resplandor dorado.Escuché el quejido nuevamente, pero esta vez más silente, era la voz de Agnes.Rápidamente caminé hacia la habitación.Agnes aún estaba acostada, pero sus ojos estaban despiertos, casi llorando, mientras estaba envuelta en la cobija que le coloqué la noche anterior.Me acerqué a ella y tras sentarme a su lado acaricié su cabello. —¿Qué ocurre, Agnes? —Pregunté en un susurro, pero ella negó levemente—. Te escuché quejarte.Ella negó y se envolvió aún más en las sábanas. —No es nada.—Dime. —Demandé buscando descubrir su rostro. Ella asomó su rostro y me miró con duda en sus ojos.—Me duele todo. —Confesó avergonzada y con un deje de dolor.La noche había sido intensa, y ambos lo sabíamos. La pasión desenfrenada nos había dejado exhaustos, pero Ag
POV Oliver.Desperté a medianoche con un deseo irresistible. La luna llena iluminaba tenuemente la habitación, y allí estaba Agnes, durmiendo plácidamente a mi lado.Su belleza era casi hipnotizante, y no podía esperar más para sentirme dentro de sí. Me incliné y aislé el cabello que sobresalía hacia su rostro. Verla era un deleite y no pude controlarme, casi por instinto besé su cuello y fui descendiendo hacia sus hombros mientras sentía cómo su piel se erizaba al contacto con mis labios. Me detuve por lógica; no podía hacerle nada a una persona dormida, ni siquiera yo soy tan despreciable. Me dejé caer hacia atrás y paseé una mano por mi cabello mientras bufaba en silencio. No debí detenerme esta noche, se suponía que Agnes estaría conmigo hasta el amanecer, era una noche perfecta para hacerlo; mis hijos dormían y no había nadie más en casa que fuera testigo de los gemidos de Agnes. Quizás desaproveché la única noche en la que podríamos dejar el pudor a un lado.El carraspeo de su
Los segundos que pasaron fueron una tortura, no sabía si mi decisión solo traería discordias en mi familia, o si él realmente podría retroceder a su decisión solo por mí y la promesa que me hizo.—Oliver. —Dije con voz serena, pero suplicante—. Por favor regresa a la señorita Isabella. No es justo que la hayas despedido y lo sabes.En aquel instante, mientras las palabras flotaban en el aire y el único sonido era el leve crujido de la mandíbula de Oliver, sentí que mi corazón se detendría. Tenía tanto miedo de que por mi terquedad, solamente estuviera instigando a Oliver a deshacerse de mí y de nuestra historia. El simple hecho de pensarlo me partía el corazón, pero no podía evitarlo. Era lo correcto, puedo al menos intentarlo.Por un largo e interminable segundo, cruzamos miradas. —Si es lo que quieres, lo haré. —Dijo él cediendo a mi voluntad. Sonreí enternecida.—¡Gracias, gracias, gracias! —Exclamé abrazándolo y besando su cuello.Oliver sonrió y comenzó a acariciar mi espalda d
“Destino; ¿Alguien sabe realmente el significado de esta palabra? siempre quise conocer la respuesta. Tal vez el destino de los humanos simplemente es buscar su propio camino y yo, que me incursioné nuevamente en esta travesía llamada romance, no soy la excepción, pero no importa cuanto lo intente o cuanto piense que se hará realidad; el desenlace de mi ambición siempre es la misma”Al mirar atrás, me doy cuenta de que, desde antes de conocer a Oliver, yo ya era un poco autocompasiva y después de quedar embarazada y no tener apoyo, mi autocompasión aumentó. No juzgo a mi esposo por odiarme por ello, creo que desde un principio debí encarar las cosas y dejar de sentirme la víctima, pero así me sentí casi toda mi vida.Fue conocer al CEO, como mi esposo, lo que me ayudó a abrir los ojos. De una manera un tanto despiadada, pero los abrí.Recuerdo vagamente aquel tiempo en que todo parecía romperse en mil pedazos. La vida me sorprendió cuando la preeclampsia complicó mi embarazo y posterg
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