Habían pasado dos años y aún continuaba asimilandolo, el tiempo pasó demasiado rápido, supongo que así se siente cuando disfrutas de tu vida.
Y últimamente, no había nada en mi vida que no disfrutara; las ventas de mi tienda iban excelentes, tanto que pronto inauguraría otras sucursales. Mis diseños había causado tendencia y mi matrimonio era perfecto, aunque Oliver seguía siendo frío y calculador con los demás, con nuestros hijos y conmigo era amoroso y protector. No necesitaba más.
Hoy celebramos la Navidad. Al igual que el año pasado; en familia. Se había convertido en una tradición familiar. Aunque nunca invitamos a mis padres y a los de Oliver, pero que estuviéramos nosotros era suficiente. La navidad se sentía más real.
El aroma a las galletas de jengibre de Alicia y las risas de los niños inundaban la casa.
Nuestros gemelos; Adrien y James, ya podían caminar y correteaban alrededor del árbol navideño, siguiendo a su hermana mayor, que ahora tenía ocho años.
La niñera, era